Los snacks que escojamos deben aportar nutrientes que complementan el resto de la dieta, como por ejemplo, proteínas y carbohidratos de combustión lenta. Sobre todo, teniendo en cuenta que este tipo de comida es muy común en etapas de la infancia y adolescencia.
Según un reciente análisis de la OCU, la mayoría de estos snacks son productos ultra procesados, con ingredientes poco saludables. Pero, afortunadamente, en el mercado ecológico se encuentran otro tipo de snacks que son nutritivos y se pueden integrar como parte de una alimentación sana (p ara distinguirlos es necesario revisar sus etiquetas). Un buen ejemplo son nuestros nachos no fritos de legumbres y de trigo sarraceno , que fueron clasificados por la OCU como los más saludables.
¿Qué hay que observar en la etiqueta?
Ingredientes: Elige aquellos elaborados con materias primas de alta
calidad (legumbres, cereales o pseudocereales, fruta desecada y semillas
oleaginosas). Por el contrario, es necesario prescindir de los que contienen
muchos ingredientes industriales ultra procesados (jarabe de
glucosa, maltodextrina, lecitinas, proteínas o sueros lácteos).
Kilocalorías: Son preferibles los que no están fritos y aportan unas 400 kcal como máximo. Muchos sobrepasan las 500 kcal/100g, y esto es debido a que están fritos y han absorbido
una gran cantidad de aceite o grasa en su elaboración.
Tipo de grasas: A pesar de que la mayoría aporta un 30% o más, no deberían sobrepasar el 10% de grasas. Generalmente se elaboran con aceites vegetales. Entre ellos, el de oliva
es más adecuado, pues es rico en ácido oleico omega 9. Los aceites de girasol, colza,
soja o maíz aportan una gran cantidad de omega 6 que puede desequilibrar el
equilibrio graso idóneo. ¡Y se deben rechazar las grasas hidrogenadas y trans!
Sal: Lo
mejor es que su aporte no llegue al 0,5% y conviene rechazar aquellos con más
de 1% de sal añadida, aunque sea sal marina. El exceso de sodio eleva la tensión sanguínea y es causa de problemas
cardiovasculares y renales.
Azúcares: Conviene
escoger los que no contengan jarabes, maltosas u otros tipos de azúcares.
Aunque la mayoría de snacks son salados, muchos también contienen azúcares
añadidos. La OMS recomienda reducir el uso de azúcares añadidos a un 5% de la
dieta.
Cantidad de fibra: Es preferible que tenga un elevado contenido de fibra (superior a un 5%). Unos buenos ejemplos son los
snacks elaborados con legumbres o cereales integrales.
Aditivos: Elige los que carecen de ellos. Los productos con diversos
aditivos denotan baja calidad de sus materias primas, ya que se usan para
aportar sabor, aroma, color y consistencia. Puedes identificarlos en los ingredientes con la letra E seguida de un número, Y, aunque están regulados por la Unión Europea y la mayoría son inocuos, algunos generan polémica sobre su seguridad (como los aromas de humo, muy utilizados todavía en los snacks, aunque ya se han prohibido y está pendiente retirarlos). O el saborizante glutamato, que genera sensibilidad en algunas personas.
Una dieta equilibrada debe mantener unos ritmos estables, y sí, se pueden tomar snacks, pero de manera ordenada, como parte de la merienda o del desayuno de media mañana, o bien en
recetas de las principales tomas. Se desaconseja totalmente su consumo compulsivo en cualquier momento
del día, solo por entretenimiento o para pasar la ansiedad.
……………………………
Artículo publicado en www.bioecoactual.com