Hoy en día, todos sabemos
que el azúcar es problemático para nuestra salud. Y no sólo hablamos del
azúcar blanco y refinado, sino también del azúcar moreno, azúcar integral de
caña, los jarabes, las melazas, la fructosa o la infinidad de edulcorantes sintéticos
que encontramos en el mercado.
Abusar de ellos puede
tener una enorme repercusión sobre nuestra salud. Su consumo se relaciona con un aumento
de la obesidad, alteraciones metabólicas o problemas hepáticos (como el hígado
graso). Además, afectan a nuestra microbiota, empeoran el tránsito intestinal,
nos producen caries, aumentan bruscamente la insulina en sangre o desencadenan
a la larga situaciones más graves como enfermedades crónicas o inflamatorias,
entre otros problemas.
Lo ideal sería no añadir ningún tipo de edulcorante a nuestros platos, pues no nos aportan nada a nivel nutricional. Pero es cierto que prescindir al 100% de ellos no es fácil, así que si lo hacemos, siempre tendremos alternativas un poco más saludables que las anteriores citadas.
Alternativas (saludables) al azúcar
Si
pensamos en alternativas más saludables tenemos la fruta fresca (como por ejemplo un puré de manzana o un plátano chafado), la fruta deshidratada (unos
dátiles, unas pasas o unos orejones), la canela o la harina de algarroba . En general, todas estas
opciones mantienen gran parte de sus vitaminas, minerales y fibra.
Si
pensamos en alternativas más saludables tenemos la fruta fresca, la fruta deshidratada,
la canela o la harina de algarroba.
Todas son buenas
elecciones, pero vamos a hablar específicamente del dátil .