Antes, vamos a entender el resfriado
¿Qué es el resfriado? Pues es una infección típica de las vías respiratorias altas. Produce síntomas en el paciente como tos persistente, mocos (muchos), fiebre (aunque es menos común), molestias en la garganta y un largo etcétera. Esta infección es causada por varios virus, es muy común en épocas donde hay cambios de temperatura y acostumbra a pasarse al cabo de unos cuantos días. La fiebre, los mocos y las toses, son síntomas con funciones importantes para combatir los microorganismos. Por lo tanto, es recomendable acompañar el proceso, mucho más que anularlo.
3 ingredientes infalibles, para toda la familia
Nuestras abuelas superaban un resfriado con alimentos de la despensa. Esto sirve para controlar la sintomatología, aumentar las defensas y evitar la recaída.
1. Cebolla
Aparte de incluirla en los platos, una manera muy sencilla (y efectiva) de usarla es cortar una cebolla por la mitad y dejarla durante toda la noche junto a la cama de la persona resfriada. La razón es porque los aceites esenciales de la cebolla pasan al aire y crean una acción expectorante y antiséptica. Para seguir aprovechándola, se vuelve a cortar en pedacitos más pequeños para las siguientes noches. Será efectiva hasta que deje de oler (cuando pierda el olor, significará que no está soltando sus aceites esenciales).
Otra forma de utilizarla es tomarla en una infusión. Si le añades un poco de miel, el sabor no es nada desagradable y alivia mucho las molestias de garganta. Se puede ir tomando sorbitos durante todo el día.
2. AjoSimilar a la cebolla, este alimento, además de tener propiedades antisépticas muy potentes, también es un gran aliado del sistema respiratorio y pulmones. ¿Por qué? Pues porque promueve la fluidificación y expulsión de los mocos. De la misma manera, refuerza el sistema inmunológico.
3. Jengibre
Este es otro "must" de la despensa anti-resfriados, ya que no solo calienta nuestro organismo y lo reconforta, sino que también se considera uno de los remedios más efectivos para aliviar la tos, expulsar la mucosidad y combatir la infección.
La característica principal del jengibre es que refuerza las digestiones y esto, aunque parezca que no va ligado, es clave para nuestro sistema inmunitario. Además, es muy fácil de incorporar en una crema de verduras, infusiones, añadiendo un pedazo del rizoma y desecharlo antes de beber el líquido, o, también se puede encontrar en forma de caramelos para ir chupando. Esta última suele ser la alternativa terapéutica favorita de los peques de la casa (que a veces son los que rechazan más los caldos e infusiones...).
La clave fundamental
A la hora de buscar remedios cuando nos enfermamos, muchas veces nos olvidamos de lo más importante: descansar. Sin ninguna duda, frenar es la mejor inversión para no recaer. Hay que comprender que, durante la enfermedad, nuestro sistema inmunitario requiere de mucha energía para poder pelear y tener fuerzas para recuperarse.
La exposición al sol, asimismo, es ideal para los ratos de reposo. Como ya sabemos, la vitamina D es una hormona de vital importancia para el sistema inmunitario y, sus rayos son importantes moduladores de los ritmos circadianos.
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Artículo publicado en www.bioecoactual.com
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