El SIBO o sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado se manifiesta porque en el intestino
grueso se produce algún trastorno que hace migrar a las bacterias al intestino
delgado, sitio donde se produce la absorción de nutrientes y de agua.
En el intestino habita la microbiota o flora bacteriana, formada aproximadamente por 100 millones de bacterias de unas 400 especies distintas. Todas ellas se encargan de mantener una buena salud, participando en miles de funciones vitales.
La mayoría de estas bacterias se encuentran en el colon o intestino grueso, y solo algunas en el delgado. El sobrecrecimiento bacteriano se produce cuando las bacterias que viven
normalmente en el colon proliferan hacia una zona donde solo deberían estar unas
pocas y esto provoca diversos síntomas ( dependerán del tipo de
microorganismo sobrecrecido en el intestino delgado).
Síntomas y causas
Síntomas
Distensión abdominal ( incrementa con el paso del día, recuerda a la barriga de una embarazada ) Sensación incómoda de saciedad, justo después de comer En ocasiones, pérdida de peso por
malabsorción y, déficits de minerales y de vitaminas Conviene resaltar que algunos de estos síntomas también están presentes
en otras patologías (síndrome del intestino irritable, enfermedad de
Crohn, diabetes, celiaquía...).
Causas
El consumo sostenido de antiácidos
(omeprazol), pues disminuye el PH ácido del estómago Las cirugías que afectan al sistema gastrointestinal La mucosa
intestinal dañada La insuficiencia pancreática o biliar, entre muchas otras.
Diagnóstico
El "test del aliento" es la prueba más usada para diagnosticar este problema. Ésta se basa en la medición de
los gases espirados producidos por las bacterias.
El proceso acostumbra a durar unas tres
horas, tiempo en el que el gas producido por la fermentación pasa del intestino a la
sangre, después a los pulmones y, por último, se exhala.
Tratamiento y prevención
Tratamiento
En principio, el tratamiento del SIBO es tanto farmacológico como dietético . Aunque también han dado
buenos resultados algunos tratamientos con extractos de plantas medicinales.
El tiempo de recuperación depende de la causa que lo haya producido, de lo alterada que esté la mucosa digestiva y de muchos otros factores. Puede ser rápida (unas pocas semanas) o lenta (de meses o incluso años).
Prevención de recaídas
Mantén una buena higiene alimentaria (lavado de manos,
evitar alimentos que puedan estar contaminados...).
Adopta una dieta equilibrada, saludable y sin ultraprocesados. Una dieta que sea rica en fibras (como las alcachofas,
arándanos, alubias, avena, cereales integrales...) y baja en carbohidratos
fermentables (nada de leche, yogur, helados, manzanas, mangos, sandías, cebollas, ajos, espárragos, lentejas ni nueces).
Añade regularmente probióticos (kéfir,
kimchi,
tempeh,
kombucha, chucrut). Estos pueden ayudar a promover un
equilibrio saludable de bacterias en el intestino, y a prevenir que vuelva a aparecer este trastorno. Si quieres obtener más información sobre los probióticos, puedes consultar en este artículo. Eso sí, ten en cuenta que todos los alimentos no afectan por igual a todas las
personas, así que la dieta debe ser individualizada.
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Artículo publicado en www.bioecoactual.com