Tienen múltiples propiedades y pueden aportar grandes beneficios a aquellas personas que los combinan con un estilo de vida saludable. Muchos de ellos han sido utilizados de forma medicinal por culturas milenarias –como la Ayurveda o la Medicina Tradicional China- durante mucho tiempo.
Sin embargo, a veces la oferta es tan amplia y confusa, que no sabemos ni cuáles, ni cuánto, ni cuándo tomarlos. Por eso siempre debemos hacer la reflexión de cuál es mi objetivo en términos de salud.
¿Necesito rendir más?, ¿o lo que busco es un efecto antiinflamatorio potente?, ¿quiero combatir una infección?, ¿o lo que me gustaría es ayudar a mi organismo a desintoxicarse? Hay tantas opciones como efectos buscados pero lo primero es siempre saber qué quiero.
¿Alimentos o complementos?
Dependiendo del superalimento que queramos consumir, tendrá más sentido optar por presentaciones en formato alimento o de tipo suplemento, en donde la concentración es mayor.
Por ejemplo, si mi intención es hacer unos días de detoxificación, puedo acompañar mi dieta con un complemento de espirulina, que es un superalimento con capacidad para desintoxicar y que aporta todos los aminoácidos necesarios para acompañar una dieta limpia de producto animal. En ese caso, habrá que tener en cuenta que existen dosis recomendadas que no deberían superarse.
Pero, si mi intención es comenzar el día con un poco más de vigor, podría optar por una cucharada de polen o de maca en mi batido de la mañana. En formato de alimento, estos productos consiguen ser efectivos.
Si quisiéramos obtener los efectos antiinflamatorios de la cúrcuma, por ejemplo, aquí vale la pena plantearse un complemento que tenga dosis elevadas. Esto se debe a que la cúrcuma en formato de alimento, sin más, aunque es deliciosa, tiene cierta dificultad para absorberse y mantenerse en el torrente sanguíneo. Es por esto que, en este caso, vale la pena optar por un formato concentrado y combinado con piperina, clave para aumentar su biodisponibilidad.