Sus beneficios principales son:
- Tiene un valor nutricional, generalmente, superior al del resto de cereales y pseudocereales.
- Es rico en hidratos de carbono de bajo índice glucémico, por lo que no provoca picos elevados de glucosa.
- Tiene proteína con un perfil de
aminoácidos bueno, rico sobre todo en lisina y arginina.
- Destaca en minerales como el manganeso,
el cobre, el magnesio o el fósforo.
- Contiene antioxidantes. Especialmente la rutina o quercina, que nos ayudan a reducir la
inflamación, mejorar la salud de nuestro corazón y nuestro perfil
lipídico.
- Es rico en fibra, principalmente en
forma de celulosa y lignina.
- Regula los niveles de
azúcar en sangre. Esto se debe a la presencia de la D-Chiro-inositol, que hace más sensibles a las células de la insulina. Por eso puede ser una buena alternativa para personas diabéticas o con problemas
para regular el azúcar en sangre.
- Contiene almidón resistente. Este ayuda
a generar ácidos grasos de cadena corta, en especial el butirato, una excelente fuente de energía para nuestros enterocitos (células que
conforman nuestro intestino), así que nos ayuda a nutrir la pared intestinal.
A nivel culinario, el trigo sarraceno se usa del mismo modo que se utilizaría cualquier cereal.
Se puede tomar en forma de grano (tiene un sabor fuerte aunque ligeramente dulce). De hecho, ¡queda genial si se combina con verduras y proteínas! Y también se puede consumir en formato harina y preparar unos deliciosos creps, pasta o pan.
En conclusión, sustituir el trigo por el trigo sarraceno u otro pseudocereal puede ser una estupenda elección para mejorar la salud de nuestro sistema digestivo y obtener todos los beneficios extras que este nos aporta.
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Artículo publicado en www.bioecoactual.com